El milagro de Empel

El por qué es festivo el 8 de diciembre y se celebra la Inmaculada Concepción en España, tiene sus orígenes en tierras neerlandesas.

Concretamente en el punto más alto de la isla de Bommel, el monte de Empel, una pequeña aldea al norte de Bolduque (‘s-Hertogenbosch en Neerlandés). Allí, en diciembre de 1585 durante la Guerra de los 80 años entre el Imperio Español y Provincias Unidas de los Países Bajos, tres tercios de infantería española, aislados y cercados por la flota holandesa escaparon a una muerte segura de un modo tal que los católicos no dudaron en calificarlo de “milagro”.

Guerra de Flandes

Los protestantes calvinistas, a mediados del siglo XVI, emprendieron la «Beeldenstorm» o «Tormenta de imágenes» en el territorio de los actuales Países Bajos, destruyendo imágenes e iconos religiosos. Muchas obras de arte sacro acabaron destruidas como consecuencia de esa ola de fanatismo. En 1568 estalló en Flandes una rebelión contra la Monarquía Hispánica, rebelión que hoy recordamos como la Guerra de Flandes, porque enfrentó a los habitantes de lo que es hoy Bélgica y Luxemburgo, de mayoría católica, se mantuvieron leales al Rey Felipe II, contra los habitantes de los actuales Países Bajos, de mayoría calvinista, que se unieron a los rebeldes. También es conocida como Guerra de los 80 años, por su duración, o Guerra de la Independencia, en Países Bajos.

La política de dureza impartida por el duque de Alba, no produjo los resultados esperados, y junto con la intransigencia religiosa de Felipe II habían avivado la llama de la rebelión en Flandes. El conflicto empezaba a consumir los recursos humanos y riquezas de la monarquía hispánica.

Alejandro Farnesio, sobrino de Felipe II, fue enviado como general del ejército al frente de los tercios y conseguiría en dos años tomar Dunkerque, Ypress, Brujas, Alost, Nieuwpoort y otros enclaves estratégicos. Este esfuerzo culminó, tras más de un año de asedio, con la toma de la ciudad de Amberes el 17 de agosto de 1585. 

Camino a la Batalla de Empel

A partir de ese momento, el célebre general, envía a parte de su ejército al norte con la misión de auxiliar a la población católica. Tres tercios españoles junto con arcabuceros, alrededor de cinco mil hombres, cruzan el río Mosa y se instalan en Bommel. Esta pequeña isla constituía la línea de frente entre los Países Bajos españoles y las Provincias Unidas.

Los holandeses, comandados por el almirante Philips van Hohenlohe-Neuenstein, vieron la ocasión de vengarse por la pérdida de Amberes y acabar con los españoles abriendo varias brechas en dos diques que contenían las crecidas de los ríos y así inundar la isla. Los tercios se refugiaron en el punto más alto de la isla, el monte de Empel.

El 6 de diciembre, las provisiones se estaban acabando y el frío arreciaba. Los más desesperados propusieron quemar las banderas, hundir la artillería y dividirse en dos grupos para matarse los unos a los otros antes de morir a manos del enemigo.

El almirante Philips van Hohenlohe les ofreció una rendición honrosa. Obtuvo una tajante respuesta: “Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos”.

Mapa de la Batalla de Empel de 1585. Pintura del holandés Frans Hogenberg de finales del siglo XVI. Arriba a la izquierda se ve la Iglesia de Empel (en azul) y junto a ella el Tercio Viejo de Zamora (en naranja).

Un giro inesperado

Mientras cavaba una zanja, un soldado español encontró una imagen de la Inmaculada Concepción pintada sobre una tabla. El hallazgo tuvo un efecto revitalizador y llenó de consuelo a las tropas católicas. 

El día 7 una gélida ola de frío congeló las aguas del río Mosa, algo que en la comarca no ocurría normalmente hasta mediados de enero. El almirante holandés ordenó la retirada de sus naves pero los fuertes holandeses y los barcos que habían quedado atrapados en el hielo fueron asaltados de inmediato por los aliviados soldados de los tercios. 

En la madrugada del 8 de diciembre, los tercios se subieron a sus barcazas y, tras atravesar el hielo, abordaron e incendiaron los barcos enemigos y asaltaron el fortín que habían levantado a orillas del Mosa. Ante el inesperado ataque los holandeses se retiraron, y los españoles se alzaron con la victoria. 

‘El milagro de Empel’ de Augusto Ferrer-Dalmau 2015

¡Milagro!

Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción es proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia. Pero no sería hasta el 8 de diciembre de 1854 cuando se proclamó como dogma de fe católica la Concepción Inmaculada de la Virgen Santísima.

Los acontecimientos ocurridos durante aquella semana corrieron rápidamente entre la población. Y los católicos de Flandes contaban la hazaña como Het Wonder van Empel, “el milagro de Empel”.

A día de hoy, en aquella loma de Empel en la que aquel soldado del tercio español descubrió la tabla con la imagen de la Virgen, está situada una pequeña capilla dedicada a la Inmaculada Concepción, conocida como Capilla del Milagro de Empel, y que suelen visitar militares y veteranos españoles.

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